miércoles, 7 de enero de 2009

Cuentos y leyendas

EL ALMIZCLE

El almizcle, musk, es utilizado en el tantra sexual. Conozca sus propiedades.
Es una substancia marrón, amarga, volátil, extraída de una glándula excretoria cercana a los genitales de una especie de ciervo ( almizclero, moschus mosquiferus, musk-deer ) originario de Asia Central (vive en montañas de Siberia, China, Tibet, Persia). Los homeópatas le dan el nombre latino de Moschus.
Tiene el aspecto de sangre coagulada, y consiste en pequeños gramos marrón oscuro, suaves y untuosos al tacto, ligeramente húmedo.
En Persia y Tibet el almizcle es usado en comidas por sus propiedades eróticas. En Occidente y Oriente tiene una amplia utilización en perfumes (también se emplea el extracto sintético); se supone que sus efectos se deben a la presencia de un alto contenido de feromonas en las glándulas sexuales que la producen.
El almizcle en la literatura:
Un escritor árabe comenta la importancia de perfumarse a sí mismo con musk como una ayuda antes de involucrarse en un acto sexual.
De acuerdo al Kama Sutra, el olor del musk es asociado con la mujer ideal, la más erótica y sensual.
Frecuentemente aparece en historias chinas como un factor de seducción y atracción sexual.
Los más antiguos libros de Medicina relatan casos de varones que en sus 80 años fueron revitalizados en su poder sexual gracias a esta valiosa sustancia.
Musk o Moschus en homeopatía:
Para Kent -el gran Maestro Homeopático- este remedio estaría indicado en mujeres cuya afección principal es la histeria, pero en la modalidad de la obstinación, donde los síntomas variados están siempre al servicio de obtener lo que ella quiere: conseguir su voluntad, bajo el imperio de una poderosa represión sexual, que este remedio suele levantar, devolviendo a la paciente el impulso sexual reprimido.
Actúa también sobre varones con tendencia al dramatismo, a la expresividad desmesurada de su padecer, con los síntomas más “terribles” que prontamente se disuelven como un tipo de “histeria de conversión” freudiana que tiene su origen en vagos temores sexuales del tipo de miedo a la enfermedad, al contagio genital, al embarazo y a la vagina femenina en general.
Funciona como excitante en la sexualidad reprimida por motivos histéricos.
En aromoterapia se usa en los rituales tántricos (yoga sexual) y mágicos como poderoso estimulante olfativo que produce estados de arrobamiento y poderoso deseo erótico. Es el perfume de mayor poder erótico y atractivo: una onza de musk guarda su poder olfatorio durante decenas de años y un solo gramo es capaz de llenar una habitación de un aroma penetrante que tarda días en evaporarse pudiendo resultar sumamente alérgico, motivo por el cual debe diluirse decenas de veces y usarse con sumo cuidado y en manos de especialistas. La Medicina antigua lo usaba también como estimulante difuso en los estados asténicos.
Es uno de los elementos más caros de la industria del perfume, junto al esperma de ballena y al ámbar gris (es de destacar que también poseen feromonas)
“Todo parece exhalar el olor de una mujer.”Emile Zola
“¡Que dulce goce el olor delque me nutre mi amada, con su cuerpountado de almizcle y mirra!”Harum Al-Ferez, poeta árabe, siglo I a. de C.


CUENTO POPULAR INDIO.
Hace más de mil años, en el Valle del Río Brahmanputra, vivían seis hombre ciegos que pasaban las horas compitiendo entre ellos para ver quién era de todos el más sabio.Para demostrar su sabiduría, los sabios explicaban las historias más fantásticas que se les ocurrían y luego decidían de entre ellos quién era el más imaginativo.Así pues, cada tarde se reunían alrededor de una mesa y mientras el sol se ponía discretamente tras las montañas, y el olor de los espléndidos manjares que les iban a ser servidos empezaba a colarse por debajo de la puerta de la cocina, el primero de los sabios adoptaba una actitud severa y empezaba a relatar la historia que según él, había vivido aquel día. Mientras, los demás le escuchaban entre incrédulos y fascinados, intentando imaginar las escenas que éste les describía con gran detalle.La historia trataba del modo en que, viéndose libre de ocupaciones aquella mañana, el sabio había decidido salir a dar una paseo por el bosque cercano a la casa, y deleitarse con el cantar de las aves que alegres, silbaban sus delicadas melodías. El sabio contó que, de pronto, en medio de una gran sorpresa, se le había aparecido el Dios Krishna, que sumándose al cantar de los pájaros, tocaba con maestría una bellísima melodía con su flauta. Krishna al recibir los elogios del sabio, había decidido premiarle con la sabiduría que, según él, le situaba por encima de los demás hombres.Cuando el primero de los sabios acabó su historia, se puso en pie el segundo de los sabios, y poniéndose la mano al pecho, anunció que hablaría del día en que había presenciado él mismo la famosa Ave de Bulbul, con el plumaje rojo que cubre su pecho. Según él, esto ocurrió cuando se hallaba oculto tras un árbol espiando a un tigre que huía despavorido ante un puerco espín malhumorado. La escena era tan cómica que el pecho del pájaro, al contemplarla, estalló de tanto reír, y la sangre había teñido las plumas de su pecho de color carmín.Para poder estar a la altura de las anteriores historias, el tercer sabio tosía y chasqueaba la lengua como si fuera un lagarto tomando el sol, pegado a la cálida pared de barro de una cabaña. Después de inspirarse de esta forma, el sabio pudo hablar horas y horas de los tiempos de buen rey Vikra Maditya, que había salvado a su hijo de un brahman y tomado como esposa a una bonita pero humilde campesina.Al acabar, fue el turno del cuarto sabio, después del quinto y finalmente el sexto sabio se sumergió en su relato. De este modo los seis hombres ciegos pasaban las horas más entretenidas y a la vez demostraban su ingenio e inteligencia a los demás.Sin embargo, llegó el día en que el ambiente de calma se turbó y se volvió enfrentamiento entre los hombres, que no alcanzaban un acuerdo sobre la forma exacta de un elefante. Las posturas eran opuestas y como ninguno de ellos había podido tocarlo nunca, decidieron salir al día siguiente a la busca de un ejemplar, y de este modo poder salir de dudas.Tan pronto como los primeros pájaros insinuaron su canto, con el sol aún a medio levantarse, los seis ciegos tomaron al joven Dookiram como guía, y puestos en fila con las manos a los hombros de quien les precedía, emprendieron la marcha enfilando la senda que se adentraba en la selva más profunda. No habían andado mucho cuando de pronto, al adentrarse en un claro luminoso, vieron a un gran elefante tumbado sobre su costado apaciblemente. Mientras se acercaban el elefante se incorporó, pero enseguida perdió interés y se preparó para degustar su desayuno de frutas que ya había preparado.Los seis sabios ciegos estaban llenos de alegría, y se felicitaban unos a otros por su suerte. Finalmente podrían resolver el dilema y decidir cuál era la verdadera forma del animal.El primero de todos, el más decidido, se abalanzó sobre el elefante preso de una gran ilusión por tocarlo. Sin embargo, las prisas hicieron que su pie tropezara con una rama en el suelo y chocara de frente con el costado del animal.-¡Oh, hermanos míos! –exclamó- yo os digo que el elefante es exactamente como una pared de barro secada al sol.Llegó el turno del segundo de los ciegos, que avanzó con más precaución, con las manos extendidas ante él, para no asustarlo. En esta posición en seguida tocó dos objetos muy largos y puntiagudos, que se curvaban por encima de su cabeza. Eran los colmillos del elefante.-¡Oh, hermanos míos! ¡Yo os digo que la forma de este animal es exactamente como la de una lanza…sin duda, ésta es!El resto de los sabios no podían evitar burlarse en voz baja, ya que ninguno se acababa de creer los que los otros decían. El tercer ciego empezó a acercarse al elefante por delante, para tocarlo cuidadosamente. El animal ya algo curioso, se giró hacía él y le envolvió la cintura con su trompa. El ciego agarró la trompa del animal y la resiguió de arriba a abajo notando su forma alargada y estrecha, y cómo se movía a voluntad.-Escuchad queridos hermanos, este elefante es más bien como…como una larga serpiente.Los demás sabios disentían en silencio, ya que en nada se parecía a la forma que ellos habían podido tocar. Era el turno del cuarto sabio, que se acercó por detrás y recibió un suave golpe con la cola del animal, que se movía para asustar a los insectos que le molestaban. El sabio prendió la cola y la resiguió de arriba abajo con las manos, notando cada una de las arrugas y los pelos que la cubrían. El sabio no tuvo dudas y exclamó:-¡Ya lo tengo! – dijo el sabio lleno de alegría- Yo os diré cual es la verdadera forma del elefante. Sin duda es igual a una vieja cuerda.El quinto de los sabios tomó el relevo y se acercó al elefante pendiente de oír cualquiera de sus movimientos. Al alzar su mano para buscarlo, sus dedos resiguieron la oreja del animal y dándose la vuelta, el quinto sabio gritó a los demás:-Ninguno de vosotros ha acertado en su forma. El elefante es más bien como un gran abanico plano – y cedió su turno al último de los sabios para que lo comprobara por sí mismo.El sexto sabio era el más viejo de todos, y cuando se encaminó hacia el animal, lo hizo con lentitud, apoyando el peso de su cuerpo sobre un viejo bastón de madera. De tan doblado que estaba por la edad, el sexto ciego pasó por debajo de la barriga del elefante y al buscarlo, agarró con fuerza su gruesa pata.-¡Hermanos! Lo estoy tocando ahora mismo y os aseguro que el elefante tiene la misma forma que el tronco de una gran palmera.Ahora todos habían experimentado por ellos mismos cuál era la forma verdadera del elefante, y creían que los demás estaban equivocados. Satisfecha así su curiosidad, volvieron a darse las manos y tomaron otra vez la senda que les conducía a su casa.Otra vez sentados bajo la palmera que les ofrecía sombra y les refrescaba con sus frutos, retomaron la discusión sobre la verdadera forma del elefante, seguros de que lo que habían experimentado por ellos mismos era la verdadera forma del elefante.Seguramente todos los sabios tenían parte de razón, ya que de algún modo todas las formas que habían experimentado eran ciertas, pero sin duda todos a su vez estaban equivocados respecto a la imagen real del elefante.”

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